Finlandia tiene algo que enseñar al mundo: cómo enseñar. El sistema educativo del país nórdico es el mejor del planeta según los últimos informes PISA. Tony Wagner, experto en innovación en educación, viajó a Finlandia el pasado mayo para descubrir las claves del éxito de este sistema educativo y descubrió algo revolucionario: la educación se basa en la confianza, la transparencia, el respeto y en enseñar a pensar en vez de memorizar.
Está claro que la educación es mucho más que una colección de conocimientos. Pero lo que no era tan obvio hasta ahora era que un sistema educativo eficaz se sustenta en la confianza. En Finlandia, la comunidad confía en los colegios, la población confía en los profesores y los maestros confían en los alumnos.
Cada colegio tiene autonomía para organizar su programa de estudios. La planificación educativa es consensuada entre los profesores y los alumnos. Los adolescentes dan su opinión sobre las propuestas de los docentes, informan de sus intereses y participan en la organización del curso. Un hecho que Wagner atribuye a un sistema basado en la transparencia.
La participación de los estudiantes garantiza que se incluyan los temas y las herramientas educativas que les motivan. En las clases de Finlandia se proyectan vídeos de YouTube, se preparan temas investigando en Wikipedia o Facebook, utilizan cómics y escuchan música… No existe una vida dentro del aula diferente a la vida detrás de sus puertas, y la tecnología, igual que ocurre en sus casas, se utiliza a menudo en clase.
La autonomía de los colegios se enmarca dentro de un sistema en el que la educación se concibe como algo gratuito e igual para todos. Los niños tienen acceso a centros de enseñanza similares y no pagan por el material. Los colegios proporcionan libros, ordenadores e incluso la comida.
Los profesores en Finlandia son muy respetados y, según un experto entrevistado en el documental, “gozan de una gran reputación”. Para llegar a ser docente es necesario cursar tres años de licenciatura y dos años de máster. El acceso requiere una nota elevada y una prueba de selección. En el último año, por ejemplo, de 1.600 solicitudes destinadas a cursar los estudios para formar parte del profesorado solo pasaron las pruebas el 10%.
Los profesores, además, aman realmente su trabajo. “Explican de forma divertida y con mucha vitalidad”, asegura un entrevistado en el documental. Han pasado varias pruebas y una formación exigente hasta conseguir su puesto de trabajo y, según comenta Wagner en el documental, los maestros finlandeses desarrollan su actividad hasta la jubilación.
1 comentario:
Compartir experiencias me parece muy interesante, pero mucho de lo que ocurre en nuestro cento no se aleja de la realidad de Finlandia. Si padres, profesores y sociedad en general aunáramos esfuerzos los resultados mejorariían.
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